SEXUALIDAD Y EMBARAZO ¿ES POSIBLE?

02.03.2019

Producto de los cambios hormonales, el deseo sexual en la mujer puede cambiar durante el embarazo, aumentando o disminuyendo. A veces, los cambios hormonales pueden aumentar la lubricación y la irrigación a nivel vaginal, lo que podría hacer la relación sexual más placentera.


A menos que existan contradicciones médicas, que el sexo durante el embarazo pueda afectar al bebé es un mito. El bebé está protegido por la bolsa amniótica y, además, dentro del cuello del útero se encuentra el tapón mucoso, que evita la entrada de infecciones o gérmenes hacia la vagina. Sin embargo como, generalmente, existe este temor, sobre todo durante el primer trimestre del embarazo cuando el bebé se está recién formando, la frecuencia en las relaciones sexuales puede disminuir, considerando, también, que la mujer sufre algunos malestares propios de esta primera etapa, que aminoran su deseo.


Durante el segundo semestre la futura mamá ya se siente más confiada, la pareja ya ha perdido un poco el temor y, por lo tanto, se puede sentir más animada, con más seguridad y confianza.


En el último trimestre, las relaciones sexuales se tornan más incomodas por el volumen de la guatita de la mujer y hay posiciones que se hacen incompatibles para tales efectos. Se recomiendan, por ende, posiciones que sean cómodas para ambos.

Producido el parto, la reactivación de la vida sexualidad dependerá del proceso de recuperación de cada mujer. Es importante que sea evaluada por su médico.

Luego de la evaluación del profesional y la correspondiente autorización, es la pareja quien debe evaluar si las molestias propias a consecuencia del parto o los miedos del hombre de dañar a su mujer, hacen satisfactoria su vida sexual para ambos. Es muy importante la comprensión y la paciencia del hombre.

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