ESTE AÑO SIN DOLOR DE ESPALDA
Cargar una mochila demasiado pesada, el sedentarismo, un calzado inadecuado, malas posturas... son las causas más comunes que provocan molestias en la espalda de niños y adolescentes.
A la larga pueden provocar problemas serios. Para prevenir y tratar a tiempo estas dolencias, la te dejamos algunas recomendaciones:
Para mantener la espalda erguida y en buena posición, en algunas escuelas de Estados Unidos han sustituido las sillas de algunas de sus aulas por grandes pelotas de yoga y pilates. Esta medida está obteniendo grandes resultados y no sólo es beneficioso para su espalda, sino que los alumnos también mejoran su atención. Cuando los niños se sientan sobre las pelotas, ambos lados de su cerebro se activan para mantener el cuerpo en equilibrio. Y cuando el cerebro es estimulado se centra más en el aprendizaje, en el procesamiento de nueva información y en la concentración.
Tanto los profesores como los padres, deben estar atentos a las pistas que pueden indicar el inicio de posibles problemas en este sentido, por ejemplo, los problemas de vista o de oído pueden provocar problemas de postura que terminan afectando también a la espalda. Si el niño en clase inclina la cabeza cuando mira a la pizarra o lo hace en casa para ver la tele, este giro que puede ser de 40º, puede provocar si se repite en el tiempo, una desviación en la columna y dolores cervicales.
El inicio de año y la nueva temporada traen consigo la renovación de la ropa o el uniforme escolar. Es en las estaciones de entretiempo (primavera y otoño) cuando los niños dan el estirón. Por eso, es buen momento de revisar si a la hora de meter un pantalón, una pierna es más larga que otra. Atentos también a los zapatos o zapatillas: si una está más desgastada que otra. Estas asimetrías pueden ser origen de un problema de espalda y son fáciles de detectar por parte de los padres.
A la hora de elegir el calzado, es importante apostar siempre por la calidad y especialmente, en los primeros años. Zapatos en piel, de forro transpirable, suela flexible y antideslizante son las características de un buen calzado infantil.
Hasta los cuatro primeros años, que es cuando el pie se está formando, los zapatos deben ser rígidos por la parte de atrás y, sobre todo, que la parte interna del puente tenga refuerzo para corregir ese pie plano tan blandito de los niños. Es importante detectar un problema de pie a tiempo porque de lo contrario puede derivar en un problema futuro como una posible escoliosis, pero en la mayoría de los casos no hay que preocuparse. A no ser que sea por un problema neurológico asociado, no hay que alarmarse, porque a medida que el niño crezca y su sistema motor vaya madurando ganará tono muscular y fuerza, a la vez que mejorará su equilibrio y balance y ese tipo de problemas irá desapareciendo por sí solo.
Otro factor que origina dolores y problemas de espalda son las mochilas demasiado pesadas. A pesar de las advertencias, seguimos viendo niños pequeños por la calle con mochilas enormes que llegan casi hasta el suelo. Es importante que la mochila no lleve más del 10% del peso del niño. Es decir, si pesa 40 kg, debe cargar como máximo cuatro. Las mochilas más recomendables son las tradicionales, bien ajustadas a la espalda y con una distribución simétrica del peso. Las mochilas de carro están totalmente contraindicadas porque al cargar el peso sólo de un lado favorece la desviación de la columna. Sólo se recomiendan mochilas con ruedas si éstas se empujan hacia delante y con las dos manos.
Una alimentación equilibrada y la práctica diaria del deporte también son muy importantes a la hora de procurar una espalda saludable.
PREVENCIÓN: DEPORTE
Entre los 6 y los 10 años cuando los niños deben adquirir los hábitos que les ayuden a prevenir las dolencias de espalda. Los expertos coinciden a la hora de señalar la práctica habitual de ejercicio físico como una de las medidas más eficaces para prevenir los problemas de espalda. El deporte en el horario escolar es ideal pero si, además, se incluye también como una extraescolar, mucho mejor.
Se aconseja incorporar este hábito desde edades tempranas y no considerarlo una obligación más del horario escolar, sino incorporarlo al ocio familiar. Evitar el reposo o acortarlo todo lo posible es otra de las medidas que se aconseja cuando hay una dolencia de este tipo, pues se ha demostrado que mantener la actividad física acorta la duración del dolor y permite una pronta recuperación.
