¿POR QUÉ NO OBLIGAR A LOS NIÑOS A BESAR?
Cómo adulto, más de alguna vez hemos cruzado la calle para evitar saludar a alguna persona. Imagínate si te obligaran a seguir por la misma vereda y, además, a besar y conversar con ella. Así sienten nuestros pequeños cuando los obligamos a interactuar con quienes ellos no tienes ganas.
A nosotros como adultos nadie nos obliga a darle un beso a alguien en la calle, mucho menos si es un perfecto desconocido. Entonces la pregunta es. ¿Por qué los niños tendrían que hacerlo?
Siendo empáticos con los niños podemos llevar la situación de la mejor manera posible. Nosotros tenemos recursos suficientes para evadir situaciones que nos incomodan, como por ejemplo, utilizar la diplomacia: sin embargo lo niños, no.
Es así como que a un niño no le den ganas de saludar a alguien es tan válido como que no te den ganas a ti. En casos como este es cuando cobra relevancia la crianza respetuosa, que es una forma de relacionarnos entre papás e hijos atendiendo a las necesidades emocionales, psicológicas y físicas de ambos.
Hoy en día, estamos viviendo en una sociedad donde se intenta anteponer las necesidades del adulto por sobre las del niño. Por ejemplo, Si un pequeño no quiere saludar a alguien puede ser porque aún es muy chico para comprender que se trata de una norma social. Y es que debemos saber que hasta como mínimo los 5 años de edad, el niño vive una etapa egocéntrica en la que son sólo es capáz de ver su propia perspectiva, la del yo. Por tanto, no entienden la norma social debido a su desarrollo cognitivo. Por su edad, todavía no pueden ponerse en el lugar del otro ni comprender que ese otro tiene necesidades y sentimientos o que pueda sentirse rechazado.
Desde los 6 a 7 años que el egocentrismo termina, pero esto no es norma para todos, pues cada niño tiene su propio ritmo y, por consecuencia, no lo obliga a besar si así no lo desea, independiente de la edad que tenga.
Y este respeto cobra aún más relevancia por prevención ante abusos sexuales que pudiera sufrir el menor en algún momento de su vida. Una de las bases de la prevención es no obligar a los niños a interactuar con personas que no quieran, aunque para muchos pueda parecer exagerado.
Por otra parte, podemos preguntarnos qué sucederá si no obligamos a nuestros niños a dar un beso. ¿Será que no logrará aprender las normas sociales? Y la respuesta es más simple de lo que pensamos: aprenderá por imitación y no porque mil veces se lo repitas. Si por educación lo obligamos a hablar, besar, saludar a personas desconocidas, lo que generamos en ellos es más rechazo a situaciones como estas y los desempoderamos al transmitirles que su cuerpo y su voluntad son menos importantes que las del resto.
Sumado a lo anterior, como padres no sólo servimos a nuestros hijos como pauta y modelo, sino también como protección, por lo que en situaciones de interacción entre el niño y otras personas que pueden producirles tensión, su figura es fundamental, antes, durante y después.
Es imprescindible validar y acompañar al niño, poniendo límites también al adulto cuando el pequeño exprese su deseo de no querer que lo saluden de besos o abrazos.
De acuerdo a la profesional Vinka Jackson, es importante que en el entorno del niño se establezcan ciertas pautas como pedirles que les pregunten primero cosas como ¿puedo darte un abrazo? Respondiendo con respeto tanto a sus sí como a sus no.
"Para empoderar a la infancia, el cuidado debe hacerse entre todos con el objetivo de construir una generación donde el respeto sea mutuo y fundamental".
