¿CÓMO EMPEZAR BIEN EL AÑO ESCOLAR?

26.02.2020

Las vacaciones se pasan muy rápido, y aunque parece que era ayer cuando estábamos bañándonos en la playa o paseando por el campo, ya ha marzo (y en algunos caso febrero) y con él la vuelta al colegio. A la hora de comenzar nuevos proyectos es importante estar motivados y que mejor proyecto que iniciar un nuevo año escolar.


Tanto padres como hijos estamos con las pilas recién cargadas y es fundamental pararnos a reflexionar sobre nuestros objetivos. El nuevo año escolar se presenta cargado de grandes posibilidades, nuevos amigos por hacer, nuevos retos a los que enfrentarse, muchas cosas por aprender, exámenes por hacer, trabajos que entregar... Siguiendo estas pautas seguro que este fin de curso será más llevadero y motivante para todos:

Primero, vamos a pararnos y reflexionar: ¿Cómo queremos que sea este año? ¿Cuáles son nuestros objetivos y nuestras metas? Dedica todo el tiempo necesario a esta labor.


Pensaremos en todas las áreas posibles, no solo a nivel académico. ¿Que actividades extraescolares quieres hacer?, ¿cómo quieres relacionarte con tus amigos?, en casa ¿cómo puede colaborar cada uno para ser más autónomo y potenciar la colaboración y el sentimiento de equipo?...


Después escribe lo que deseas en un papel. Apunta todas las cosas que te gustarían conseguir, aunque puedan parecer difíciles o incluso algunas imposibles de realizar. Estamos en la fase de pensar en lo que queremos, luego ya pasaremos a ver el cómo lo vamos a realizar.


No juzgues. Puede que el objetivo planteado por tu hijo sea muy complicado de alcanzar, pero si de entradas le dices que es muy difícil o que él o ella no lo pueden conseguir le estarás cortando las alas antes de empezar. Ahora hay que definir cómo llevar a cabo el objetivo. Las características de los objetivos nos ayudarán también con nuestros hijos. Eso quiere decir:


Objetivos enunciados en positivo: Se trata de pensar que quieres conseguir; por ejemplo, no tendré ningún promedio rojo está anunciado en negativo. Tiene mucha más fuerza si lo enunciamos en positivo: este año voy a tener promedios azules.


Específico y con sentido. Es decir, el objetivo tiene que ser concreto y tiene que tener un para qué. Por ejemplo: Sacar un promedio notable, para mejorar mis estudios. Acudir a todos los talleres extra programáticos que me gusten y destacarme en ellos.


Medible. Esto es fundamental para saber si estamos por el buen camino o, si por el contrario, nos estamos alejando de conseguir nuestro objetivo. Por ejemplo, si queremos mejorar en los estudios una buena medida de los mismos es las notas de los diferentes pruebas y trabajos. De esta forma sabremos si lo estamos consiguiendo y en que asignatura hay que mejorar, estudiar más, o si es necesario recibir un apoyo específico. No hace falta esperar a las notas finales del trimestre (o semestre) para poder ir introduciendo estas mejoras. Si uno de los objetivos es ser más autónomo en el estudio, se puede medir comprobando si todos los días están todas las tareas y pruebas anotados en el cuaderno o si el número de "sin tarea" por no llevar trabajos ha descendido respecto al año pasado.


Ambicioso. No es el momento de poner limitaciones, el objetivo tiene que ser relevante, motivador y retador. Si el curso pasado no fue muy bien, tanto a nivel escolar como de conducta, no es el momento de recordarlo y de volver al pasado. Se trata de poner el contador a 0 y pensar en lo que sí que haremos este año.

Es fundamental que tanto los padres como los profesores motiven al niño explicándole que puede conseguir su objetivo. No hay que traer de forma recurrente los errores del pasado, sino las acciones concretas que se hará este nuevo año escolar. Por ejemplo, en lugar de decir no hagas como el año pasado que hablabas mucho en clase, no obedecías y te expulsaron varias veces, cambiarlo por: este año estaré atento y concentrado en las clases. O cambiar "no vayas a hacer como el año pasado que no estudiabas y no hacías las tareas" por "este curso seguro que eres capaz de hacer las tareas y estudiar cada día lo que vas aprendiendo en el colegio".


Realista. El resultado tiene que depender de uno mismo, no de terceras personas. Por ejemplo, ser el mejor del equipo de fútbol no es un objetivo que dependa de uno mismo, pero esforzarse en cada entrenamiento y jugar en equipo lo mejor posible sí.


Temporalizado. Para conseguir el objetivo hay que hacer un plan de acción en el tiempo y que se desarrolle durante un tiempo concreto. Por ejemplo, hacer un plan de estudios con qué asignaturas estudiar cada día y en qué horario.


Ecológico. ¿Qué se verá afectado por realizar tu objetivo? No podemos hacerlo todo a la vez, si estamos estudiando no estamos jugando ni paseando con los amigos.


Recompensa. Piensa que te va a aportar conseguirlo. No solo el premio que puede ir asociado al mismo. Anticipar las emociones positivas de alegría y orgullo que sentiremos al realizar nuestro objetivo es un potente motivador para conseguir llegar a la meta.

© 2020 MAMÁ A LA MEDIDA CHILE. Todos los derechos reservados. 
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar